Tinta del país, la columna vertebral de los mejores vinos
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Tinta del país, la columna vertebral de los mejores vinos

La uva Tempranillo, también conocida como Tinta del País o Tinto Fino, es nuestra variedad principal, la que otorga el color, aroma y cuerpo característico a los vinos tintos de la Ribera del Duero.

Es una variedad de piel gruesa con un número alto de antocianina que da lugar a vinos de color profundo con taninos moderados, y que se adapta bien a las demandas del consumidor moderno de vino. Saca lo mejor de sí misma cuando los días calurosos y soleados permiten que sus bayas maduren completamente, y con noches frías para ayudar a conservar el equilibrio de su acidez natural. El resultado son vinos armoniosos, afrutados, con el equilibrio justo entre suavidad y acidez.

Al hablar de Ribera de Duero, una de sus notas distintivas es la climatología, muy condicionada por la altitud a la que se encuentra. Tiene una cota media de 800 metros sobre el nivel del mar, lo que hace que la maduración sea especial debido a las amplias diferencias térmicas que se producen entre el día y la noche durante ese periodo.

Como consecuencia de esta altitud, madura más tarde y más despacio y sus uvas se recogen antes que otras variedades. Precisamente de esta característica le viene su nombre (más temprano). El resultado es una uva con notas muy frutales y aromáticas que potencia su sabor al ser envejecido en barrica, lo que le convierte en un vino de larga vida.

Características

Sus hojas tienen un tamaño grande con forma pentagonal, senos laterales muy profundos y hojas de cinco o siete lóbulos y envés afelpado. Su racimo es de tamaño grande, cilíndrico, a menudo con dos alas y muy compacto. Con pedúnculo de tamaño medio y poco lignificado, excepto en la base. Las bayas son esféricas, medianas y de color negro azulado. Su hollejo es grueso y la pulpa, muy jugosa y carnosa.

Notas de cata

A la vista, la cata de tempranillo ofrece una marcada intensidad, color rojo intenso, matices violáceos en su juventud y color teja con los años. Algunos aromas presentes en el vino procedente del tempranilo son los de fresa, ciruela, frutas rojas maduras, a veces, herbal/floral y, tras la crianza, aparecen los de vainilla, chocolate, tabaco o torrefactos.

En boca tiene una entrada amable, sedosa, con discreta acidez, suavidad y finura de taninos. La madera de roble y el Tempranillo encajan muy bien. Tanto el roble americano como el francés se integran a la perfección y aportan notas de vainilla y coco, frutas y sabores especiados. Para su maridaje destacan el cordero al horno, las tapas, los embutidos, los quesos suaves y no tan suaves como el azul o el de cabra, pastas y arroces con sabores de intensidad media, pescados de río y guisos.